El déficit presupuestario en los Estados Unidos alcanzó otro récord. El indicador alcanza nuevos máximos de forma regular. Sin embargo, a la luz de una terrible pandemia, las cifras alcanzaron niveles sin precedentes. Además de eso, la balanza comercial negativa del país está creciendo más rápido de lo esperado.
En el año fiscal, que terminó el 31 de septiembre, el déficit presupuestario federal se triplicó, alcanzando un máximo histórico de $3,1 billones. Sin embargo, no parece tan aterrador como lo es en términos de producto interno bruto, el 15,2% del PIB de Estados Unidos. La razón del rápido aumento de la deuda pública fue un notable aumento del gasto federal. Los expertos creen que la situación actual conlleva riesgos considerables para el país y advierten a las autoridades estadounidenses que es hora de apretarse los cinturones. Los acontecimientos recientes, incluidas las guerras comerciales con el resto del mundo y el brote de la pandemia de coronavirus, solo están agravando la situación crítica ya existente del país.
Lamentablemente, no hay esperanzas de que la situación mejore, especialmente en un futuro próximo. Es poco probable que Estados Unidos pueda detener el creciente déficit presupuestario en las próximas dos décadas. Incluso si el país sale triunfante en la batalla contra el coronavirus, la brecha entre gastos y ganancias continuará ampliándose debido al envejecimiento de la población y al crecimiento de los costos de atención médica. Según el director de la Oficina de Presupuesto del Congreso, Phillip Swagel, para cambiar la situación, las autoridades estadounidenses tendrán que subir los impuestos, recortar el gasto o tomar ambas medidas a la vez.