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El principio del plagio radica en la prosperidad de la economía de China. Curiosamente, la práctica de falsificar marcas conocidas preparó el escenario para el auge económico. Sin embargo, los bienes de consumo falsificados no son el único secreto de la maravilla económica de China. En la década de 1990, el gobierno decidió "no reinventar la rueda" y adoptó los conceptos económicos estadounidenses en suelo chino. El partido gobernante combinó hábilmente las ideas comunistas en la política interior y exterior con los principios occidentales de la economía de mercado. A pesar del deslumbrante desempeño económico, recientemente Pekín parece haber abandonado la senda estadounidense del desarrollo económico. Curiosamente, el gobierno ha cambiado el enfoque del patrón estadounidense hacia el alemán.
Oficialmente, el gobierno liderado por los comunistas no reconoce el hecho, aunque hay mucha evidencia que confirma el cambio de prioridades económicas. "China consultó a expertos alemanes mientras redactaba sus regulaciones antimonopolio", dijo Peter Hefele, jefe del Departamento de Asia y el Pacífico en Konrad-Adenauer-Stiftung. "Copiaron mucho de la ley alemana", agregó.
Aparte de eso, en el plan para el desarrollo económico titulado Made in China 2025, los chinos tomaron prestadas muchas ideas del patrón económico alemán, en particular, el plan de la llamada cuarta revolución industrial en Alemania (Industria 4.0). Por ejemplo, Pekín planea intensificar la fabricación en el sector de alta tecnología. Por el contrario, Estados Unidos da prioridad al sector de servicios, que representa el 78% del producto interno bruto nacional, mientras que el sector manufacturero genera solo el 11% de la producción económica total. El pilar de la economía de Alemania son los fabricantes medianos. Asimismo, Pekín se ha comprometido a apoyar a las pequeñas y medianas empresas.
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