A pesar de tantos desafíos, la economía estadounidense sigue siendo resistente. Sin embargo, ahora vuelve a prepararse para superar un obstáculo en el camino hacia la recuperación. La economía más grande del mundo, como el resto del mundo, se enfrenta a un aumento de los precios de la energía que amenaza con retrasar su repunte económico.
El mercado de la energía se ha recuperado significativamente en los últimos meses. Los precios del petróleo y el gas han alcanzado máximos de siete años. Así, los precios del petróleo han sumado un 64% en un año, mientras que los precios del gas se han duplicado en solo seis meses. Los productos del petróleo también están ganando valor: los precios de la gasolina han aumentado entre $1 y $3 por galón (un galón estadounidense equivale a 3,78 litros), mientras que los precios del combustible para calefacción se han disparado un 68% este año. Un aumento en los precios de la energía está impulsado por una fuerte demanda que se está recuperando de la pandemia de coronavirus. En este contexto, las fábricas deben aumentar la producción, lo que requiere energía. Al mismo tiempo, los suministros de energía son limitados.
Según los expertos, la situación actual puede conducir a una mayor inflación, un menor gasto de los consumidores y una recuperación económica más lenta. Andreas Steno Larsen, analista del Nordea Bank ABP de Finlandia, cree que la economía estadounidense crecerá un 1,5% en 2022 en comparación con el pronóstico anterior de un aumento del 3,5%. Predice que en 2022, los precios del petróleo y el gas en Estados Unidos podrían subir un 40%.
Europa también está experimentando una crisis energética. Los precios del gas en la región se han más que triplicado en 2021. Además, el Reino Unido que abandonó la Unión Europea está al borde de un desastre energético. Por lo tanto, el aumento de los precios de la gasolina, el bajo rendimiento de los parques eólicos y la interrupción del enlace eléctrico entre Francia y Gran Bretaña han puesto en riesgo la economía del país.