El Reino Unido, Japón y Estados Unidos pueden enfrentar una crisis financiera y un aumento de la deuda pública en los próximos tres años, advirtieron los expertos.
Los mercados emergentes son cada vez más susceptibles a las crisis financieras. Los problemas con la balanza comercial, el déficit presupuestario y la alta deuda pública son tres problemas principales que causan considerables dificultades financieras en dichos países. Sin embargo, los mercados emergentes no son las únicas economías que enfrentan el riesgo de un desastre financiero. Los países desarrollados tampoco son inmunes a tales males.
La economía del Reino Unido se encuentra al borde de una crisis. En Japón, la situación también es bastante difícil. Su banco central compra cantidades ilimitadas de bonos del gobierno y realiza intervenciones en divisas para mantener el yen a flote. Mientras tanto, la deuda pública de Japón puede volverse incontrolable en caso de que aumenten las tasas. Al mismo tiempo, un retraso en el ajuste puede desencadenar una crisis inflacionaria y provocar una devaluación de la moneda nacional.
Cuando se trata de Estados Unidos, el país también enfrenta numerosos riesgos. Por lo tanto, a pesar de la resiliencia de la economía, la enorme deuda del gobierno es motivo de gran preocupación para los inversores. Los analistas incluso comparan la enorme deuda pública estadounidense con una burbuja financiera.
Si el déficit presupuestario de Estados Unidos sigue aumentando, aumentarán los riesgos de devaluación del dólar en el mercado internacional. En este sentido, la Reserva Federal puede enfrentarse a la necesidad de convertirse en el principal comprador de deuda pública, como sucedió en Japón. Aunque este escenario es muy poco probable, no debe descartarse por completo.
El sistema fiduciario actual sugiere la posibilidad de una crisis si un condado enfrenta un déficit presupuestario. Aquí es cuando la inflación se vuelve útil hasta cierto punto, ya que ayuda a controlar la deuda nacional. Sin embargo, cuando los problemas económicos y las obligaciones de la deuda se acumulan, se convierte en una carga. Surge la posibilidad de la llamada “tormenta de divisas”, que puede golpear a la mayoría de los sistemas financieros.