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La economía de Australia parece haber comenzado este año con fuerza. Las encuestas de empresas privadas han reportado un refuerzo de las condiciones del negocio, vinculado con un repunte de las condiciones de empleo y con una mejora de los gastos de capital. Esto sigue a una recuperación sólida de la economía australiana a finales del año pasado. Según un informe de investigación de Westpac, se espera que el crecimiento real del PIB de Australia se expanda un 3 por ciento en diciembre de 2017. Esto estaría ligeramente por encima de la tendencia, antes de desacelerarse al 2.5 por ciento en diciembre de 2018, ya que la actividad de construcción de viviendas disminuye. Un dólar más bajo, las tasas bajas, un aumento en los precios de las materias primas, la subida de la inversión pública y una disminución de la recesión de la inversión minera son positivos claves. Pero la economía australiana continúa enfrentando preocupaciones con respecto al crecimiento del empleo, los salarios y el gasto de los consumidores. El Banco de la Reserva de Australia continúa manteniendo el tipo de cambio clave en suspenso, centrándose en medidas prudenciales en torno a los préstamos de los inversores para la vivienda. Últimamente, el dólar australiano se ha depreciado ligeramente, antes del retroceso anticipado en 2018 sobre los diferenciales cambiantes de los tipos de interés y los precios más bajos de las materias primas, señaló Westpac. Sin embargo, las perspectivas para el crecimiento en 2018 parecen desalentadoras. De acuerdo con Bill Evans de Westpac, se espera que la construcción de viviendas disminuya, mientras que el crecimiento de las exportaciones probablemente se desacelerará. Además, 2018 podría presenciar precios más bajos para las exportaciones y no contrarrestar el gasto de los consumidores ni la inversión empresarial.
