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El Banco Central Europeo busca atenuar un conflicto con los reguladores europeos e italianos sobre sus propuestas para eliminar los préstamos dudosos de los bancos de la eurozona abriendo la posibilidad de cooperar con otras instituciones y ajustar su enfoque a cada banco.
El banco central ha sido criticado por implementar reglas generales sobre la cantidad de dinero que los prestamistas deberían asignar para nuevos préstamos no garantizados. Está previsto redactar directrices para el crédito pendiente de pago existente para marzo de 2018. Hasta ahora, los préstamos morosos ascienden a casi 900 mil millones de euros.
Los críticos temen que las nuevas reglas obliguen a los bancos a reducir los préstamos o incluso a exigir nuevos capitales. También dijeron que las directrices infringen la prerrogativa del Parlamento Europeo y no tienen en cuenta los países donde la justicia es lenta y la recuperación económica es muy vulnerable.
Sin embargo, el presidente del BCE, Mario Draghi, pareció adoptar un tono conciliatorio el martes, instando a un esfuerzo conjunto entre los reguladores, los supervisores y las autoridades nacionales.
Los comentarios aumentaron las posibilidades de que las directrices del BCE sobre los préstamos heredados se vean afectadas por un proyecto de ley que la Comisión Europea está redactando en relación con el asunto, según informó Reuters en octubre.
