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Ayer el metal amarillo interrumpió su racha victoriosa de dos sesiones consecutivas. El oro se desplomó mientras el dólar luchaba por recuperarse tras caer a un mínimo de casi dos semanas.
El lingote de oro terminó la semana pasada con una ganancia del 2%. La mayor subida se produjo el viernes, con un aumento del 1,4%. Las cotizaciones se apoyaron en el discurso del presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, en el simposio económico anual de Jackson Hole.
El presidente de la Fed señaló que la reducción del programa de compra de bonos podría tener lugar este año, pero no dio ninguna indicación sobre el momento exacto.
Powell también estableció una clara distinción entre una reducción del ritmo de las compras de activos y una subida de las tasas de interés. Esto significa que la posible puesta en marcha del primer proceso este año no debe considerarse una señal del inicio inminente del segundo.
Con la esperanza de que la subida de las tasas de interés está todavía muy lejos, los inversores han impulsado los precios del oro a un máximo de casi 4 semanas. Por el contrario, el dólar bajó y alcanzó el mínimo de casi dos semanas.
No obstante, ayer se invirtió el balance de fuerzas. El billete verde intentó recuperarse del desplome. En estos momentos, la principal ventaja del billete verde es la publicación el viernes de las estadísticas mensuales del mercado laboral estadounidense.
Los economistas esperan que el desempleo descienda al 5,2% en agosto, frente al 5,4% de julio, y que los ingresos medios por hora aumenten un 0,4% en términos intermensuales.
El desarrollo de este escenario podría indicar que la economía estadounidense se está recuperando de la pandemia y darle a los funcionarios halcones de la Reserva Federal una mayor influencia a favor del abandono de la política monetaria blanda, lo que es bueno para el dólar pero negativo para el oro.
Por este motivo, los inversores se mostraron cautelosos el lunes, lo que hizo que el oro no mantuviera las pérdidas, aunque sí que se mantuviera por encima de la marca psicológica de los 1.800 dólares.
El oro amarillo bajó a 1.812,20 dólares en las operaciones del 30 de agosto. En comparación con el cierre anterior, el lingote cayó 7,30 dólares, es decir, un 0,4%. A pesar de ello, esta mañana el oro ha vuelto a cambiar de dirección y ha subido gracias al debilitamiento del dólar.
En el momento de escribir este artículo, el activo amarillo subía un 0,32%, o 5,75 dólares, a 1.817,95 dólares la onza. El mercado de la plata también fue positivo. Las cotizaciones subieron un 0,46%, hasta los 24,117 dólares, mientras que ayer perdieron un 0,4% de valor.
El martes, la atención de los operadores se centró en el informe del viernes del Departamento de Trabajo de Estados Unidos. En cambio, ahora se ha pasado a los datos de los puestos de trabajo. Se espera que la cifra aumente en 665 mil en agosto, pero esto representa casi 300 mil menos que en julio.
Los expertos consideran que las débiles estadísticas de empleo del mes de agosto podrían indicar un nuevo aplazamiento del inicio de los recortes del estímulo. En este caso, el dólar volverá a probar nuevos mínimos, y el oro, por el contrario, tendrá por fin la oportunidad de coger una ola de crecimiento, sobre todo porque ya sopla un viento a favor.
Los analistas de Sevens Report Research opinan que la cautela de la Reserva Federal de EE.UU. a la hora de retirar las medidas de estímulo puede dar un buen impulso al metal. Si el oro rompe por encima del máximo de 1.835 dólares desde mediados del verano en el entorno actual, se abrirá un panorama realmente alcista y el camino hacia los 1.900 dólares.
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